martes, enero 30, 2007

Ehren Watada

Enviado por neoinsurgentes:

Milenio Puebla

Periscopio

27/01/07

Juvenal González González

Lo maravilloso de la guerra es que cada jefe de asesinos

hace bendecir sus banderas e invocar solemnemente a Dios

antes de lanzarse a exterminar a su prójimo.
Voltaire

Ehren Watada no es un personaje nominado al Oscar en alguna de sus
chorrocientas categorías, tampoco es el título de una película o una
novela, aunque seguramente lo será. Es el nombre de un teniente de las
poderosas fuerzas armadas de los Estados Unidos. Tiene 29 años, es
originario de Hawai y el próximo 5 de febrero será llevado a una corte
marcial.

Si le consuela el mal de muchos, debo confesarle que yo tampoco sabía
de la existencia del tal Watada, hasta que mi carnal Marcelo
(Marcelino Perelló) tuvo a bien dedicar su interesante y marciana
columna (sale los martes) del Excelsior a éste ilustre personaje.

Ehren Watada tiene el histórico mérito de haber sido el primer oficial
del ejército norteamericano que se negó a ir a Irak, bajo el
irrebatible argumento de que es una guerra injusta e ilegal y al
participar en ella se haría culpable de crímenes de guerra, de
conformidad con los acuerdos, tratados y leyes internacionales.

Acusado de "desobediencia a una orden de movilización" y por su
"conducta inapropiada", los altos mandos estadounidenses tratarán de
imponer un castigo ejemplar al rebelde oficial. Así lo hicieron con el
celebérrimo Cassius Marcellus Clay ( Muhammad Alí) quien en 1967 se
negó a combatir en Vietnam y fue acusado de desertor, condenado a 5
años de prisión, multado con 10 mil dólares y despojado de su título
de campeón mundial.

La absurda acusación de "conducta inapropiada", es la misma que pesa
sobre más de 700 reclutadores del ejército que cometieron toda clase
de abusos y violaciones sexuales en contra de por lo menos 100
jovencitas que pretendían alistarse para defender a su país de los
fantasmas que no dejan dormir a su presidente.

Aunque no se conocen cifras acerca del número de soldados
estadounidenses que han abandonado el ejército a consecuencia de la
intervención de EE UU en Irak, el recuerdo de Vietnam es inevitable,
con la diferencia de que ahora el reclutamiento es voluntario y antes
era obligatorio. Peter Laufer ha comenzado a publicar en El País, una
serie titulada "No quiero matar inocentes" recabando traumáticas
experiencias de jóvenes militares en Irak que son claras evidencias a
favor de la causa de Watada.

Por eso el singular oficial hawaiano no huyó a Canadá como lo están
haciendo muchos de quienes se niegan a sumarse a la masacre.
Convencido de que la razón moral y legal le asisten, enfrentará la
justicia militar consciente de que lleva todas las de perder, la razón
y la justicia casi nunca le ganan a la fuerza del poder económico,
político y militar. Pero su voz es cada vez más escuchada, en
diferentes partes de Estados Unidos y del mundo surgen manifestaciones
espontáneas y organizadas en su apoyo.

Cuando en junio del año pasado dio a conocer su decisión de no ir a
Irak, tuvo que soportar el linchamiento mediático, particularmente el
de Hawai, donde abundaban las acusaciones de "traición". Los padres se
solidarizaron con la causa del hijo. Su madre, Carolyn Ho, se hizo
activista contra la guerra al lado de Cindy Sheehan, quien perdió un
hijo en combate y desde 2005 viene promoviendo el regreso de las
tropas. Una de las iniciativas más exitosas de Carolyn ha sido la
apertura de la página www.thankyoult.org ., desde donde se difunde y
defiende la causa de Ehren. En tanto su padre, Robert, recorre el país
dando conferencias y reuniendo fondos para la defensa de su hijo.

La acusación de Watada en el sentido de que "la guerra es ilegal" y su
llamado a la "desobediencia de conciencia", ha puesto el dedo en la
llaga. En uno de sus apasionados discursos, dijo: "Alistarse en las
fuerzas armadas no significa renunciar al derecho de buscar la verdad,
ni justifica abandonar el pensamiento racional y la capacidad de
distinguir entre el bien y el mal. 'Solo cumplí órdenes' nunca es una
justificación".

Ahora bien, como dice Marcelino, "El punto aquí es decidir si el caso
Watada es de competencia exclusiva de los gringos". Y se contesta: "Yo
creo que no. Estoy convencido de que la actitud de Ehren Watada
compromete a todo el mundo. En la medida en que la guerra de Irak
compromete a todo el mundo".

Comparto plenamente su razonamiento, y quienes hemos expresado nuestro
repudio a la invasión norteamericana a Irak, no debemos dudar en
apoyar la causa de Watada, para decirlo con palabras de mi carnal: "El
gesto del teniente primero Ehren Watada nos da la oportunidad dorada
de romper nuestra condición de testigos impotentes, aunque sea un
poco, aunque sea brevemente. Nos ofrece el privilegio de intervenir.
El gesto del teniente primero Ehren Watada da voz a la de millones y
millones de hombres y mujeres en el mundo entero".

Y ésta es la voz de Watada: "Los Juicios de Nuremberg demostraron a
Estados Unidos y al mundo que tanto los ciudadanos como los soldados
tienen la obligación irrenunciable de rehusar la complicidad en
crímenes de guerra que su gobierno comete. El uso generalizado de la
tortura y el trato inhumano a los detenidos, son crímenes de guerra".

Para apoyar a quien tan claramente expresa su rechazo a la barbarie,
Marcelino nos informa que: "Un grupo de mexicanos hemos decidido que
no estamos dispuestos a guardar silencio. El viernes 2 de febrero
haremos público nuestro apoyo a Watada. Si quiere usted ser de los
firmantes del desplegado, no dude en escribirme a
watada.dignidad@gmail.com. Mientras más seamos, mejor".

La invitación está hecha, ojalá la acepte.