¿Que fue el 68' en México?
Desde Machetearte
Más que un Movimiento Estudiantil y Popular
(Primera Parte)
El día 24 de julio de 1968, el diario Excelsior publicó en su primera plana: “Se ha declarado la huelga por el comité ejecutivo de la Sociedad de alumnos de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM ; los granaderos invaden la Vocacional 5, después de que, junto con alumnos de la Vocacional 2, provocados por las pandillas de los ‘araños' y ‘cuidadelos', lapidaron el edificio de la preparatoria particular Issac Ochoterena, incorporada a la UNAM ”.
Estos eran los encabezados que se leían en los diarios del Distrito Federal.
Igual que el mago que es incapaz de controlar las fuerzas infernales que ha desatado con sus conjuros, los granaderos por orden del gobierno van a provocar a los estudiantes sin imaginar el fenómeno social que se generaría. Es el inicio incuestionable del gran movimiento estudiantil popular mexicano que partirá en dos la historia de este país.
Virtualmente, todas las escuelas públicas como la Universidad Nacional Autónoma de México, la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo, la Escuela Normal Superior , la Escuela Nacional de Maestros, el Instituto Politécnico Nacional, y algunas privadas como la Universidad Iberoamericana , se declaran en huelga; las sociedades de alumnos son rebasadas por los comités de Lucha a nivel local y se conforma el Consejo Nacional de Huelga, integrado por representantes elegidos en cada escuela con la finalidad de orientar y conducir las acciones.
Los profesores, encabezados por el Ing. Heberto Castillo Martínez, Fausto Trejo, Elí de Gortari, se agrupan en la Coalición de Maestros y participan codo con codo al lado de los estudiantes universitarios.
Como en todo movimiento social emergente, rápidamente, surgen líderes talentosos, que sorprenden por su alto rendimiento escolar, el grado de comprensión sobre los grandes problemas nacionales, la familiaridad con la situación mundial y la valentía con que enfrentan a un régimen autoritario. Ellos son Raúl Álvarez Garín [2], Eduardo Valle Espinosa, Pablo Gómez Álvarez [2], Luís Tomás Cervantes Cabeza de Vaca, Marcelino Perelló Vals [1], Jesús Martín del Campo, Gilberto Guevara Niebla, Félix Hernández Gamundi, Joel Ortega Juárez, Roberto Escudero, Salvador Martínez della Roca [2], Raúl Jardón, entre muchos otros. Algunos de ellos, formados en las filas de la Juventud Comunista de México, pero todos representantes de una generación que reclama ser tomada en cuenta como representantes de visiones, puntos de vista y conceptos que no estaban representados en los poderes del Estado.
El país se convierte en escenario de un gran debate político. Los estudiantes y sus aliados: intelectuales como Elena Garro, José Revueltas, cuestionan abiertamente al sistema del PRI-GOBERNO, grandes conglomerados sociales no dudan en alinearse a lado del movimiento estudiantil. Los representantes del gobierno, no están preparados para la discusión, sólo descalifican, tildan a los jóvenes de instrumentos del comunismo internacional. Nunca el discurso originado desde el poder fue tan pobre, tan torpe, tan alejado de la realidad mexicana.
En el movimiento estudiantil se sintetiza la lucha de lo nuevo, una aspiración política por modernizar al país, una moral diferente, una visión cosmopolita, combinada con el combate radical contra la vieja sociedad política, contra el conservadurismo, que se niega a reformarse o en su caso a morir, arrastrando en sus acciones represivas a las almas de quienes cayeron en la batalla en pos de un cambio.
El clima de inconformidad de la juventud mexicana es consecuencia de los problemas estructurales en la economía, la falta de libertad política, la existencia de una doble moral enmascarada de hipocresía, la corrupción como divisa del sistema político denominado PRI-GOBIERNO, la exclusión, la intolerancia y la discriminación de un sistema en manos del monopolio mas tradicional y represivo nacido en las entrañas de un partido de traición a los valores y principios en que se inspiraba: la llamada ideología de la Revolución Mexicana , que por cierto, ya no convencía a nadie.
La juventud de finales de los 60's cargaba bajo sus hombros una enseñanza tradicional, chouvinista (exaltación de lo nacional y rechazo de lo extranjero), conservadora y llena de prejuicios, fuertemente influenciada por la iglesia a conveniencia del gobierno para mantener bajo control tanto a los estudiantes como a todas las clases subalternas y evitar movimientos que cuestionaron el statu quo.
Los jóvenes, con las contradicciones de su entorno, comienzan a reflexionar y cuestionarse el rumbo no sólo de su sociedad sino de la política que se estaba aplicando en el país, la falta de representatividad de los partidos políticos, la falsedad de las elecciones, confeccionadas para que siempre ganara el PRI, la encarnación en el Presidente de la República del sagrado principio del autoritarismo que aparecía como un verdadero señor de horca y cuchillo, dueño del país y de sus hombres.
En efecto, el sistema político mexicano tenía en la Presidencia de la República una pieza fundamental para el funcionamiento de la dictadura perfecta, como la llamó el entonces escritor colombiano y ahora apartida, Mario Vargas Llosa, ya que su titular era a la vez Jefe de Estado, Jefe del partido, jefe del gobierno y comandante supremo de las Fuerzas Armadas.
El Presidente de la República tenía más poder que los Tlatoanis prehispánicos, los emperadores o los reyes. Incluso sus incondicionales lo trataban como si fuera un semidios y con razón lo llamaban el fiel de la balanza. Por sus manos pasaban para palomearlas las listas de aspirantes a gobernadores, diputados, senadores, a presidentes municipales, responsables del despacho de las secretarías, embajadores, líderes obreros y campesinos. El único eslabón que no se encontraba totalmente sometido era el estudiantil, de ahí la magnitud y la profundidad que alcanzó su lucha. Un verdadero peligro para el sistema priísta.
[1] Marcelino Perelló después traicionó el movimiento al declarar que el ejército había disparado salvas, nunca fue encarcelado.
[2] Varios de ellos ahora prominentes perredistas.
........continúa
Más que un Movimiento Estudiantil y Popular
(Primera Parte)
El día 24 de julio de 1968, el diario Excelsior publicó en su primera plana: “Se ha declarado la huelga por el comité ejecutivo de la Sociedad de alumnos de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM ; los granaderos invaden la Vocacional 5, después de que, junto con alumnos de la Vocacional 2, provocados por las pandillas de los ‘araños' y ‘cuidadelos', lapidaron el edificio de la preparatoria particular Issac Ochoterena, incorporada a la UNAM ”.
Estos eran los encabezados que se leían en los diarios del Distrito Federal.
Igual que el mago que es incapaz de controlar las fuerzas infernales que ha desatado con sus conjuros, los granaderos por orden del gobierno van a provocar a los estudiantes sin imaginar el fenómeno social que se generaría. Es el inicio incuestionable del gran movimiento estudiantil popular mexicano que partirá en dos la historia de este país.
Virtualmente, todas las escuelas públicas como la Universidad Nacional Autónoma de México, la Escuela Nacional de Agricultura de Chapingo, la Escuela Normal Superior , la Escuela Nacional de Maestros, el Instituto Politécnico Nacional, y algunas privadas como la Universidad Iberoamericana , se declaran en huelga; las sociedades de alumnos son rebasadas por los comités de Lucha a nivel local y se conforma el Consejo Nacional de Huelga, integrado por representantes elegidos en cada escuela con la finalidad de orientar y conducir las acciones.
Los profesores, encabezados por el Ing. Heberto Castillo Martínez, Fausto Trejo, Elí de Gortari, se agrupan en la Coalición de Maestros y participan codo con codo al lado de los estudiantes universitarios.
Como en todo movimiento social emergente, rápidamente, surgen líderes talentosos, que sorprenden por su alto rendimiento escolar, el grado de comprensión sobre los grandes problemas nacionales, la familiaridad con la situación mundial y la valentía con que enfrentan a un régimen autoritario. Ellos son Raúl Álvarez Garín [2], Eduardo Valle Espinosa, Pablo Gómez Álvarez [2], Luís Tomás Cervantes Cabeza de Vaca, Marcelino Perelló Vals [1], Jesús Martín del Campo, Gilberto Guevara Niebla, Félix Hernández Gamundi, Joel Ortega Juárez, Roberto Escudero, Salvador Martínez della Roca [2], Raúl Jardón, entre muchos otros. Algunos de ellos, formados en las filas de la Juventud Comunista de México, pero todos representantes de una generación que reclama ser tomada en cuenta como representantes de visiones, puntos de vista y conceptos que no estaban representados en los poderes del Estado.
El país se convierte en escenario de un gran debate político. Los estudiantes y sus aliados: intelectuales como Elena Garro, José Revueltas, cuestionan abiertamente al sistema del PRI-GOBERNO, grandes conglomerados sociales no dudan en alinearse a lado del movimiento estudiantil. Los representantes del gobierno, no están preparados para la discusión, sólo descalifican, tildan a los jóvenes de instrumentos del comunismo internacional. Nunca el discurso originado desde el poder fue tan pobre, tan torpe, tan alejado de la realidad mexicana.
En el movimiento estudiantil se sintetiza la lucha de lo nuevo, una aspiración política por modernizar al país, una moral diferente, una visión cosmopolita, combinada con el combate radical contra la vieja sociedad política, contra el conservadurismo, que se niega a reformarse o en su caso a morir, arrastrando en sus acciones represivas a las almas de quienes cayeron en la batalla en pos de un cambio.
El clima de inconformidad de la juventud mexicana es consecuencia de los problemas estructurales en la economía, la falta de libertad política, la existencia de una doble moral enmascarada de hipocresía, la corrupción como divisa del sistema político denominado PRI-GOBIERNO, la exclusión, la intolerancia y la discriminación de un sistema en manos del monopolio mas tradicional y represivo nacido en las entrañas de un partido de traición a los valores y principios en que se inspiraba: la llamada ideología de la Revolución Mexicana , que por cierto, ya no convencía a nadie.
La juventud de finales de los 60's cargaba bajo sus hombros una enseñanza tradicional, chouvinista (exaltación de lo nacional y rechazo de lo extranjero), conservadora y llena de prejuicios, fuertemente influenciada por la iglesia a conveniencia del gobierno para mantener bajo control tanto a los estudiantes como a todas las clases subalternas y evitar movimientos que cuestionaron el statu quo.
Los jóvenes, con las contradicciones de su entorno, comienzan a reflexionar y cuestionarse el rumbo no sólo de su sociedad sino de la política que se estaba aplicando en el país, la falta de representatividad de los partidos políticos, la falsedad de las elecciones, confeccionadas para que siempre ganara el PRI, la encarnación en el Presidente de la República del sagrado principio del autoritarismo que aparecía como un verdadero señor de horca y cuchillo, dueño del país y de sus hombres.
En efecto, el sistema político mexicano tenía en la Presidencia de la República una pieza fundamental para el funcionamiento de la dictadura perfecta, como la llamó el entonces escritor colombiano y ahora apartida, Mario Vargas Llosa, ya que su titular era a la vez Jefe de Estado, Jefe del partido, jefe del gobierno y comandante supremo de las Fuerzas Armadas.
El Presidente de la República tenía más poder que los Tlatoanis prehispánicos, los emperadores o los reyes. Incluso sus incondicionales lo trataban como si fuera un semidios y con razón lo llamaban el fiel de la balanza. Por sus manos pasaban para palomearlas las listas de aspirantes a gobernadores, diputados, senadores, a presidentes municipales, responsables del despacho de las secretarías, embajadores, líderes obreros y campesinos. El único eslabón que no se encontraba totalmente sometido era el estudiantil, de ahí la magnitud y la profundidad que alcanzó su lucha. Un verdadero peligro para el sistema priísta.
[1] Marcelino Perelló después traicionó el movimiento al declarar que el ejército había disparado salvas, nunca fue encarcelado.
[2] Varios de ellos ahora prominentes perredistas.
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