¿Cuál Forum?
¿Cuál Fórum?
Por Gabriel Contreras / MARZO 19, 2007
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Las actividades del Fórum Universal de las Culturas 2007 darán comienzo el 20 de septiembre contra viento y marea. Por tanto, el programa especifico a implementar lo mismo en el área artística como en el plano de las actividades científicas y el de la infraestructura debería de ser en estos momentos algo palpable y de sobra conocido en Monterrey, en todo México y en el extranjero. No lo es.
¿Qué es hoy el Fórum?
El Fórum tiene muchos, muchísimos ángulos a través de los cuales tendría que ser abordado. De hecho, se podría escribir un libro acerca de cómo fue concebido o cómo tendría que haber sido concebido el proyecto del Fórum, y no lo digo en broma. Alguien tendría que hacerlo, aunque sé que nadie lo va a hacer.En este espacio, ofreceré una idea muy breve y sencilla en torno a la condición actual del Fórum. Punto.
Hoy, el Fórum es un sinónimo de derrota y eso lo digo por lo siguiente:
el lanzamiento del proyecto del Fórum se basó en un equívoco: el afán de elevar culturalmente a Monterrey hasta darle la estatura de Barcelona. Absurdo. Punto.
Está clarísimo que Barcelona tiene hoy una tremenda fuerza cultural no gracias al Fórum o la Exposición Universal o las Olimpiadas o Copito de Nieve, sino por razones que remiten a una tradición musical, literaria, histórica, arquitectónica, política, culinaria y urbana, entre otros aspectos.
Barcelona es una ciudad donde la cultura y las artes se viven como un hecho esencial desde hace muchísimos siglos. Su esfuerzo cultural no comenzó hace veinte minutos ni tampoco fue una decisión del gobierno o de los ricos, mucho menos de un gobierno mangoneado por los ricos.
Más allá de las transformaciones sociales y de los foros que ha protagonizado, Barcelona es una ciudad antigua, con gran riqueza histórica, y es además una ciudad dedicada fundamentalmente a la cultura. Sus atractivos y sus fuerzas sociales son básicamente culturales, desde los castellers hasta las festividades de Sant Jordi y Sant Joan, pasando por los correfocs y los famosos mercados medievales. Barcelona vive por, para y desde la cultura, en todas sus esferas sociales. Barcelona es una ciudad donde la base de la vida cotidiana es la cultura. Punto. Incluso su burguesía se dedica de manera intensa y decidida a la cultura ya desde los días del modernismo.
Monterrey, lamentablemente, es otra cosa. Monterrey es una ciudad dedicada a la producción de dinero. Es algo así como un banco con habitantes y semáforos. Monterrey es una ciudad donde las grandes riquezas se crearon en base a un inteligente acuerdo con el “gran gobernante” Bernardo Reyes, un jugoso acuerdo consistente en invertir para ganar dinero, pero, ojo, sin tener que pagar impuestos.
Así, fabricando hielo, haciendo cerveza, creando botellas, corcholatas y cartón, pero además destruyendo cerros, se fue acumulando dinero y aprendiendo a vender y a negociar con el gobierno. Así fue como se crearon las grandes fortunas regiomontanas desde los tiempos de Bernardo Reyes. Y los ricos de Monterrey soñaban sólo en una cosa: cómo seguir siendo ricos para volverse más y más ricos.
¿Y los pobres? Los pobres de Monterrey les hacían el aseo, les cuidaban a los niños y, además, son muy buenos obreros. Así nos definimos culturalmente: el valor fundamental en Monterrey es el dinero. En Monterrey, el dinero es el único Dios verdadero… Claro, también existen el cabrito, la música ranchera, el Piporro, el Palomo y el Gorrión, el Viejo Julián, el vallenato, Celso Piña, Pipo, los turcos del Álamo, la calabaza en tacha y el programa de Lalo Alvarado, pero esas tradiciones culturales “de rancheritos” suelen verse como algo menor, como “cultura popular”, algo así como una curiosidad, algo comparable a lo que fueron Fely y sus marionetas y el circo de Pinolillo.
Ojo, nuestra burguesía ha viajado mucho, sí, pero con un billete tapándole cada ojo. La burguesía de Monterrey tiene una visión muy corta de la cultura. En Monterrey, a la burguesía sólo le ha interesado producir riqueza económica, nunca riqueza cultural. Cervecería y Cemex no son ni serán jamás La Caixa Cataluña, ni por asomo, jamás de los jamases. Ojo, hay que decir que existen elementos de esa burguesía con una gran inteligencia, con gran información, gran ímpetu y espíritu cultural, sí, pero son dos o tres personas, y además no son los jefes de la tribu.
Para los grandes ricos de Monterrey la cultura es, si acaso, una colección de cuadros caros (en realidad si de lo que se trata es de ostentar valores económicos sería más fácil enmarcar cheques y colgarlos en las paredes), una escultura instalada a las puertas de un hotel, un ballet clásico de origen ruso dirigido por un coreógrafo norteamericano, un vasos de cristal cortado traído de Bohemia, el concierto de un pianista de preferencia polaco, y una conferencia en torno a la grandeza del regiomontano en mangas de camisa. Hasta ahí. La burguesía regiomontana es una lumpenburguesí
Así, contando con el magno apoyo de una lumpenburguesí
Primero, poner todas las ambiciones culturales del Fórum en manos de un hombre famoso por sus fraudes y contra el cual ahora no se procede legalmente.
Y, segundo, en el intento de quedar bien con la lumpenburguesí
¿Qué va a pasar ahora? Nada, salvo lo que ya está pasando. Punto.
Gabriel Contreras
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