La verdad sobre Caracas
El fascismo miente, miente
Vuelvo a mi patria y profundas arcadas me acometen.
El asco de ver el predominio –casi- absoluto de la mentira, de la tergiversación mediático-fascista en pleno ejercicio, respecto a lo acaecido en Caracas, con la presencia del escribidor Vargas Llosa y una no muy esclarecida tropa de seudointelectuales, dolarizados todos. Se incluye una infame portada y un par de notas de albañal, de la no menos infame revista peruana, Caretas, una de cuyas manías tarifadas parece ser la de especializarse en insultar grosera, como estultamente, al presidente constitucional de Venezuela, comandante Hugo Chávez Frías.
Su carátula, con la que pretende una “ingeniosa” paráfrasis del título de la novela de Vargas Llosa, La guerra del fin del mundo, ellos, los señoritos de Caretas (gonfalón de la SIP, léase CIA), la transforman en La guerra del fin del mono, con esa repudiable proclividad racista que es su marca de fábrica.
Y escribí casi, porque el diario La Primera, el único de izquierda en el Perú, publica una columna de su director César Lévano, en la que desenmascara a los “demócratas” de Caracas; e incluso, César Hildebrandt, que suele estar ahíto de malos humores contra el presidente Chávez y los lideres de la Revolución Cubana, no puede resistir la avalancha de contrabando ideológico y fascista, que se esconde detrás de la presencia de una patrulla de la no muy inteligente contrarrevolución tercermundista, cuyo mascarón de proa resulta, una vez más, el peruano-español Vargas Llosa.
El quid: resulta que los tergiversadores de siempre (seguidores estrictos del lema nazifascista: miente, miente, que algo queda) ululan con aquello de que “el Presidente Hugo Chávez convocó a una polémica de la que luego se corrió”.
Mentira del tamaño del cerro Pan de Azúcar.
Pues resulta que quien esto escribe participó en el totalmente silenciado (por sus “liberales y objetivos” vertederos mediáticos) foro caraqueño, Encuentro Internacional de Intelectuales frente a la crisis del Capitalismo, del que surgió la iniciativa de polemizar con los agentes intelectuales de la contrarrevolución , que habían sido convocados, en sospechoso aquelarre, por el CEDICE (Centro de Divulgación del Conocimiento Económico), que gerencia (¡qué casualidad!) una agente de la contrarrevolución venezolana, Rocío Guijarra, presente en cuerpo y alma en el golpe de Estado de abril de 2002, que abortó el deseo del capitalismo neoliberal de detener el curso victorioso de la Revolución Bolivariana.
Lo que planteamos resultaba, a todas luces, coherente: si hay un grupo de intelectuales que agrede y difama, el otro (el nuestro) lo desafía a una polémica. Y así lo entendió el Presidente Hugo Chávez, quien ofreció la logística plena de su Programa semanal de TV, “Alo, Presidente”, para que este diálogo necesario se viabilice.
Todo parecía lógico, más de repente surgió el berrido del grupete: Sí, polémica, pero entre nuestro capitoste, Marito, y el dictador “troglodita” (no es un invento mío: así lo ha llamado MVLl en declaraciones al diario argentino Perfil del sábado, según cita --31-05-009-- el diario peruano Perú21, apéndice del ultraconservador, El Comercio).
En diálogo entre el Presidente y nosotros, esto fue rechazado como una insolencia y una muestra de megalomanía del escribidor de marras.
¿El intruso poniendo condiciones al dueño de casa? (Imaginemos, por más que no le tengamos simpatía, a un visitante a nuestro país que “exige” polemizar con el presidente García, después de haberlo llenado de epítetos injuriosos…¿Por qué no se comenta esto?)
Dicho sea de paso, el que firma lo presente no estaba de acuerdo con polémica alguna, pues la experiencia de la tergiversación era absolutamente previsible en esos mafiosos, y todas las verdades que expongamos, irían a ser manipuladas y deformadas, por sus misiles mediáticos, por sus latifundios comunicativos. Como el Che, soy partidario de no darle “ni un tantico así” de oportunidades a quienes nos invisibilizan, silencian, esquilman y hacen todo lo posible por imponer sus reinos de la depredación y el aplastamiento para nuestros pueblos insurrectos.
En fin, pues, la tal Rocío, que debía estar en la cárcel, se mueve con toda libertad por entre la “dictadura” de Venezuela y por el mundo entero (digo entre paréntesis: dentro de los propios órganos de expresión del Proceso bolivariano, hay críticas por lo que algunos consideran excesiva generosidad del Sistema para con sus enemigos y complotadores jurados. Pero eso es algo que tiene que dilucidarse entre los venezolanos revolucionarios).
Y, pues, con toda libertad y en medio de una parafernalia mediática nacional e internacional, se convocó al mencionado aquelarre de pseudo intelectuales (con la excepción de V. Llosa, cuyas novelas –es consenso- han ido en un declive de calidad, perfectamente congruente con su encanallamiento político, y su condición de enemigo jurado y de capitoste de todos los ataques contra los procesos de liberación nacional y recuperación de la democracia y la justicia para los sectores populares).
Para nadie es secreto que V. Llosa es enemigo y denostador público del aymara heroico, que preside la revolución nacionalista altiplánica, Evo Morales; y que enhebra sus pedestres insultos por quítame aquí esas pajas, contra el proceso sandinista y su presidente, Daniel Ortega, y más de una vez ha comenzado la retahíla de anatemas contra el estupendo y carismático, Rafael Correa, por no mencionar su histeria paranoica contra la Cuba martiana y fidelista, que fue, precisamente, la que lo lanzó a la fama, en los lejanos tiempos de la década del 60, cuando lo conocimos como miembro del Comité de Dirección de la Casa de las Américas, entidad cultural creada por la Revolución Cubana, y cuyos 50º años el mundo digno celebra.
Todo aquello –los dimes y diretes, los disfuerzos del grupúsculos de provocadores tarifados- sucedía mientras nosotros asistíamos a una sesión abierta de Aló, Presidente, convocada para celebrar los X años de lo que, el entrañable ensayista mexicano Fernando Buen Abad, ha llamado la más grande aula abierta y sesión educativa de América y del mundo entero.
En la dinámica del Alò, Presidente –viernes 29 de mayo, entre las 5 y las 11 de la noche- escuchamos reflexiones sobre el Poder Popular, las tareas de los intelectuales frente a la crisis del capitalismo, pero sobre todo vivimos la participación popular, a través de numerosos enlaces, que nos permitían ser testigos de cómo el pueblo de Venezuela accede a los beneficios de una Revolución que, como la Cubana, es hecha por los humildes y para los humildes: vimos cómo, en los barrios –que aquí llamaríamos “asentamientos” y otrora “barriadas”- los hombres acceden a la verdadera condición humana, al ser dueños de su futuro, establecido, en primer lugar, por el goce pleno de salud, gratuita; educación y cultura, gratuitos, y desarrollo de la solidaridad, porque no se trata solo de cambiar la economía o las leyes, sino de desarrollar un hombre nuevo, con actitudes, pensamiento y conducta nuevos: ¡tremenda tarea!
Ese hombre nuevo es el que vemos desarrollarse en la República Bolivariana de Venezuela, gracias a la acertada dirección, que encabeza un hijo de su pueblo entrañable, el comandante Hugo Chávez Frías.
Frente a lo que hemos vivido y al son de su lema: “Analfabetismo, cero; pobreza, cero; hambre cero: ésa es la gran misión de la vida”.
Frente a la grandeza de todo esto, los enemigos del hombre y sus cognados y felipillos y turiferarios, podrán ulular y mentir, mentir, mentir y seguir mintiendo.
Pero, como dijo nuestro José Carlos Mariátegui, la verdad de nuestra época es la Revolución. La revolución que será, para los pobres, no solo la conquista del pan, sino la conquista del arte, del pensamiento y de todas las complacencias del espíritu.
Mientras los sicarios mediáticos –expresión que aprendí en esta misión cultural-; mientras ellos siguen mintiendo, el viento de la historia, movido por revoluciones como la bolivariana, los hará seguir mordiendo el polvo de la derrota; el que han mordido en Cuba, en Venezuela, en Brasil, en Nicaragua, en Bolivia, en Ecuador, en Paraguay, en El Salvador, en Argentina.
Y ésta es, como dirían en la Patria del Generalísimo Don José de San Martín, la verdad de la milanesa: el imperio está siendo derrotado, mientras los otrora “humillados y ofendidos” están tomando el poder.
Y esto es lo que no pueden tolerar los enemigos de la felicidad y grandeza del ser humano.
Porque cuando uno ha vivido, en las Plazas Bolívar y Altamira, junto a los rostros de miles y miles de venezolanos, la alegría de ver, en sus manos, libros regalados (y no se piense que solo de ciencias sociales, sino de literatura, poesía, cuento, teatro, novela, ensayo). Entonces vemos cómo se hace realidad el pensamiento del poeta, del Héroe nacional José Martí:
Ser cultos, para ser libres.
Y por eso, como una concesión al grupete, se le planteó que el gran escritor bolivariano Luis Britto García podría polemizar con el autor de La Tía Julia.
Pero éste hizo mutis por el foro.
Lo que él y su cáfila de agentes de prensa querían era que les chorreara, un poquitico, la luz de la historia presente y futura, que encarna, en la República Bolivariana, el comandante Presidente Hugo Chávez.
Pero quedaron frustrados.
En otro artículo tocaré el sustrátum de toda esta mise en scène.
La Calera, Lima, 31 de mayo de 2009
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