Ladillas - La Burrocracia Inmortal
Ladillas
La Burrocracia Inmortal
Por el Lic. Mefistófeles Satanás
Para que vean que Arreola no es el único que se pasea. Hace poco tuve el placer de asistir a la asamblea del Sindicato Único de Trabajadores Esotéricos, Brujos, y Similares, Sección 666, de Catemaco, Veracruz. Me honra el poseer la credencial #1313 de esa augusta organización. Me fui en el
El objeto de la junta era la reelección del “líder moral” del sindicato, don Julián. Como se trata de sindicalismo a la mexicana pos luego luego se formo una “planilla de unidad” y todos levantamos la pata aceptando que el viejillo siguiera mangoneando.
Ya en la pachanga que siguió, con langostinos y cervezas al por mayor, pos nos pusimos a hablar de política. Han de saber que los brujos ven con buenos ojos a Salome Burundanga, el gober precioso de Veracru’, para que se lance en el 2012. Las razones me las explicó don Julián.
“Salome no fue a hacer ninguna maistria pendeja en Jarvar. Ese moreno no niega la cruz de su parroquia. Burundanga hizo una maistria, si, pero en vudu, allá en el Haute Institut des Voodoo en Port Au Prince. De vez en cuando le ofrece un cristiano a Changu. Además, como es veracruzano pos lo tenemos que apoyar. ¡Es la leeeey del oeste!”
“Ah cabrón, ¿entonces Salome sabe como fabricar zombies?”
“Abuelita, don Menfis. Incluso Salome ha escrito varios libros sobre los métodos de reanimación de muertitos. Básicamente, se necesita un difuntito, la luna llena, algo de agua bendita, y pronunciar un encanto extraído del Necronomicon de Abu Azrael. Es papita. Es mas, Salome ha propuesto que se reemplace a toda la burrocracia veracruzana con zombies. Esto tiene varias ventajas. Por principio, solo obedecerían al que los resucite, en este caso, Salome. Segundo, son más baratos que los infelices de outsourcing pues el único costo es el agua bendita para reanimarlos. Además no rezongan, es mas, ni hablan, solo gruñen. Las oficinas del gobierno veracruzano estarían entonces abiertas las 24 horas pues los zombies no duermen. Tampoco andarían tomando descansos de tres horas y dejando sin atender las ventanillas.”
La idea de poder pagar mi predial a las tres de la madrugada en un domingo me pareció interesante. Hasta me podía imaginar los spots:
Entrada: Una pareja sale de un antro. Es de noche.
Mujer: “Vamos a comer, ¿no? Conozco un lugar que esta abierto a estas horas.”
Hombre: “Esperate, mira, ahí esta la oficina del predial. Deja lo pago.”
Mujer: “¿Ahorita? ¡Pero si es medianoche y fin de semana!”
Aparece Salome Burundanga: “¡Claro! ¡Con la nueva burrocracia zombificada, las oficinas del gobierno están abiertas las 24 horas del día para servirles mejor a ustedes!”
La cámara muestra un fulano color de hígado con una guayabera y un sombrero de cuatro trancazos detrás de una ventanilla.
Mujer: “¡Mira! ¡Es mi abuelito! ¡Murió hace diez años! ¡Hola papá grande!”
Hombre: “¡Ah que bien, mucho gusto, me ando fajando a su nieta! Mire, señor, aquí esta lo que debo del predial.”
Zombie: “¡Grrgwrkkkk! ¡Nggghhktt!”
Salome Burundanga: ¡Con esta y otras innovaciones queremos servirte mejor! ¡El gobierno veracruzano si cumple!
Sin embargo, algo no me pareció bien en todo esto. Tenía una inquietud que tenia que aclarar con el brujo mayor. “Oiga, don Julián, pero, dígame, ¿los zombies agarran mordida? Digo, eso de que no duermen y no se toman descansos pos es a toda madre. Pero los mexicanos estamos acostumbrados a ‘facilitar’ los trámites con una mordidita. ¡Ni que fuéramos suizos para hacer las cosas derechas, chingaos!”
“Eso no es problema, Menfis. Los zombies si toman mordidas. Lo que tienes que hacer es ofrecerles un cerebro humano fresco. Les gusta comerse estos. Es lo único que comen, cuando comen, los cabrones. Les encanta tragárselos con su chilito y limón.”
“¡Orales! Entonces las cabezas esas que dejan los narcos servirían para algo.”
“En efecto, valen su precio en oro para sobornar a un zombie.”
Por causa de mi calenturienta imaginación y las cheves me imagine la escena. En una oficina de gobierno un ciudadano después de horas de espera finalmente llega frente a una ventanilla y le entrega sus papeles a un zombie.
“¡Grrrrhtttfff Yyyggggggghrr Gnifffgrr!”
“¡Como que me falta el papelito amarillo! ¡Pero si tengo horas haciendo línea!”
El zombie apunta a otra colota: “¡Gtthttttrrrr rhrrth gwwwrrrh!”
“¿Qué me forme ahí? ¡No chingue! ¿Oiga, no habrá manera de arreglarnos?”
“¡Gssshrrrt nnnnvvrrhr rgghtrr!”
“No se haga de la boca chiquita, mire…” el infeliz ciudadano saca una cabeza de una lonchera.
“¡GGGfffrrgttgt nniifffhgtr wqqhrtt!”
Acto seguido el zombie estampa los papeles y asunto arreglado. Luego cierra la ventanilla y se pone una servilleta en el cuello, saca la cabeza, la abre de un tajo, extrae el cerebro, y lo adereza con chile y limón.
Definitivamente, la idea tiene posibilidades. Si los brujos apoyan a Salome entonces este si podría agandallarse la silla en el 2012. En tal caso es muy probable que toda la burrocracia federal sea reemplazada por zombies. No se asusten. Con un poquito de suerte encuentran que el fulano detrás de la ventanilla es su abuelito, el que se murió en 1970, y no tendrán que conseguir una cabeza para sobornarlo.
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