miércoles, mayo 28, 2008

Del correo:

Les mando este articulo de Eduardo R. Huchim (MUY buen articulo) que me hizo llegar un panista de Aguascalientes, lo relevante es que ya les está cayendo el veinte a las bases de lo que el espurio quiere hacer con PEMEX y hasta ellos mismos están alertando a la ciudadanía, por los que los invito a que no aflojemos el paso pues vamos bien y ¡ésta es una muestra!

Les mando muchos saludos
Claudia


Lunes 26 de mayo de 2008
¡Basta!
Eduardo R. Huchim Tomado de Grupo Reforma

"Debemos decir las mexicanas y los mexicanos juntos un ya basta categórico y definitivo... debemos unirnos en el repudio a la violencia de quienes quieren ver un México atemorizado por el crimen".

Felipe Calderón Hinojosa, 9/05/08.

¡Ya basta! de la tolerancia del Presidente y su gobierno a los acusados de corrupción. Resulta inadmisible que las cuentas, las gratitudes y los pactos políticos se salden de espaldas a los intereses nacionales. Mouriño, Elba Esther y Romero Deschamps son apenas tres ejemplos de ello. El Ejecutivo no sólo los provee de recursos sino que, además, los blinda y los protege. Sus excesos se documentan y se difunden, pero no pasa nada.

¡Ya basta! de las distorsiones económicas y financieras que propician el absurdo de que cada barril de petróleo exportado genera alrededor de 100 dólares de utilidad, pero las ganancias se esfuman, no se traducen en beneficios reales para la nación.

¡Ya basta! de que los estados reciban una parte de los excedentes petroleros y los dilapiden en megalimosnas o en "pagar el gasto suntuario de algunos gobernadores que se dedicaron a comprar aviones y helicópteros y a pagar publicidad" personal, como denunció el entonces candidato Felipe Calderón en Álamo, Veracruz (23/03/06).

¡Ya basta! de que el calor presidencial arrope a gobernadores como Mario Marín y Ulises Ruiz, increíble y afrentosamente apoyados por el PRI.

¡Ya basta! de defender la salud de los extranjeros al precio de la sangre de los nacionales. Basta de cerrar los ojos a la realidad y no tener el valor de enfrentarse al narcotráfico con lo que de verdad puede derrotarlo: despenalizar la producción, transporte y comercio de la droga. Valor es emprender soluciones audaces, no mandar a soldados, marinos y policías a la muerte o la corrupción, en una guerra que no se puede ganar, que está perdida de antemano.

¡Ya basta! de soslayar que el dinero de los narcotraficantes fluye libre en los circuitos financieros, sin que nadie haga algo efectivo contra ese flujo. ¿O alguien piensa que los dólares del narco están en residencias del estilo Zhenli Ye Gon? Ahí, en esos circuitos deberían producirse las mayores incautaciones, pero ahí no pasa nada. Los sagaces titulares de la PGR y similares han olvidado una regla esencial de los investigadores: seguirle la pista al dinero.

¡Ya basta! de tanta sumisión ante el vecino poderoso. ¿Por qué no rechazar ya los dineros que tan mezquinamente reducen y condicionan? ¿No es verdad que apenas son una gota en el vasto conjunto de recursos usados en la insensata guerra contra el narco?

¡Ya basta! del saqueo que la usura formal e internacional hace del patrimonio de los mexicanos, sin que nadie le ponga freno ni proteja efectivamente a los usuarios. Qué ingenuo suena ahora López Portillo con su bravata: "Ya nos saquearon... no nos volverán a saquear".

¡Ya basta! de los asesinatos de periodistas en Oaxaca -donde se oye hablar al silencio de Felícitas y Teresa-, en Guerrero y en otras partes de México, donde la ineptitud y la complicidad se pelean la progenitura de la impunidad.

¡Ya basta! de considerar a las víctimas de la miseria como carne de urna y no como lo que son: hombres y mujeres merecedores de opciones reales de empleo y desarrollo. La capacidad de los nadies, hijos de nadie y dueños de nada -como los define Galeano- no sólo puede producir votos, también alimentos y riqueza, a condición de que cobren vigencia las políticas racionales y no sólo asistenciales.

¡Ya basta! de considerar a los indígenas que pueblan nuestra tierra como parias fatalmente condenados a vegetar y desaparecer sin dejar huella, como no sean sus descendientes condenados a repetir el ciclo trágico. Basta de olvidar el genio que expresaron sus ancestros en obras y construcciones que aún hoy asombran al mundo y siguen redituando divisas a la nación.

Sí, ¡ya basta, Presidente! Qué pequeña y vacía se escucha la retórica frente a los desafíos que el gobierno no sólo no ha enfrentado, sino tampoco parece estar consciente de ellos.